El párrafo en itálica es un corto artículo (150 palabras max.) que escribí para una asignatura sobre el tema "Current events in Argentina" para publicarlo en un libro de texto de español intermedio. Dudoso de poder hacer justicia con tan pocas palabras y con mis escasos conocimientos de la realidad actual en Argentina le pedí a mi entrañable amigo Angelo Corbo su opinión al respecto. Debajo del párrafo comparto la brillante reflexión que me envió Angelo. Su comentario provee una perspectiva valiosa sobre el origen y la complejidad del carácter social, político, ético e histórico de los argentinos como pueblo-nación.
Los argentinos en general son bastante escépticos, pero en los últimos años a este sentimiento se le ha sumado la ira y la frustración. La principal razón del descontento no es debido a la crisis económica ya que a pesar de la crisis mundial, Argentina superó una crisis económica interna que estalló en el año 2000 y se mantuvo relativamente estable durante la reciente recesión. Lo que aflige a los argentinos es que no ven la salida de la masiva corrupción política que parece condenar al país a rezagarse en comparación con países vecinos --particularmente Brasil y Chile – y que al mismo tiempo impide reducir drásticamente la pobreza y el crimen. La actual presidente, Cristina Fernández de Kichner y su esposo, el presidente que la precedió, Ernesto Kichner, enfrentan una fuerte oposición y severas críticas. No obstante, durante sus mandatos, el país a experimentado notable estabilidad política y económica.
Comentario por Angelo Corbo.:
Se podría decir que lo que vos escribiste es cierto. Yo no tengo problemas en que me llamen argentino escéptico. Dudar es bueno. Es más, mucha gente con dos dedos de frente, duda. Si el argentino promedio duda, hace bien. De lo único que podemos estar seguros los seres humanos es de la duda.
Yo tengo la convicción de que la realidad argentina es bastante más compleja de lo que uno quisiera creer. En parte por una cuestión de diseño y en parte por azar.
En general, hay dos razones que le juegan sucio al ser humano:
(1) tiene la Corteza Pre-frontal muy CHICA, y (2) la Glándula Suprarenal muy GRANDE.
Sin entrar en mucho detalle (porque para eso está wikipedia), diría que el cuerpo humano evidencia los bajos orígenes de nuestra raza. Solo digo que con lóbulos pre-frontales más grandes, los seres humanos hubieramos estado biológicamente mejor preparados para controlar los impulsos violentos que provocan tanta adrenalina fluyendo por sistema nervioso.
De haber tenido una corteza pre-frontal mas grande, hubiera mejorado EXPONENCIALMENTE nuestra capacidad
(1) para planificar comportamientos cognitivos complejos,
(2) para expresar nuestra personalidad menos violentamente,
(3) para tomar decisiones inteligentes, y
(4) para moderar nuestro correcto comportamiento social hacia el bien común.
Con glándulas suprarenales más pequeñas nos habríamos evitado muchos ojos negros en la escuela primaria... y de adultos muchas, muchas guerras e inquisiciones. En fin, hubiera sido otro mundo, otro planeta, otra Argentina.
De haber sido inversamente proporcional el tamaño de éstos dos órganos, Argentina hubiera sido el país que me prometieron cuando estaba en tercer grado. La gente más humilde no hubiera sufrido por tanto tiempo las decisiones irracionales de nuestros queridos hermanos y compañeros. De eso estoy casi seguro... si de algo se puede estar seguro.
Resulta obvio para el que quiera comprobarlo, que a la evolución de nuestra especie a través de la selección natural, le importó muy poco el tamaño de estos dos órganos del cuerpo humano. Al azar, la evolución de los primates fue dándose en relación a las necesidades de supervivencia de la especie. Nada más ni nada menos. Sabemos que el 98.9% de todas las especies que alguna vez existieron en el planeta, hoy ya no existen. Entonces sería lógico imaginar, que hace 100 o 200 mil años, el tamaño de éstos dos órganos nos permitieron evitar una extinción casi segura del homo sapiens.
La perfección no existe en la evolución de las especies. Somos lo que pudimos evolucionar. Consecuentemente, la Argentina del siglo XXI es lo que supo conseguir. Decir otra cosa es buscar pretextos.
Como seres sociales o tribales que somos, hubo algo que sí nos ayudó a sobrevivir como civilización. Fue el haber enseñado y practicado un antiguo (e inevitable) concepto: la solidaridad con el prójimo. Mucho antes que Jesús o Hillel, Confucio pudo definir lo que hoy se conoce como la regla de oro: "Trata a los demás como quisieras que te trataran a tí". No hay mucho más que agregar.
Lo que podríamos hacer hoy como civilización, es confiar un poco más en la promesa de una educación masiva y global para las futuras generaciones, maximizando la potencialidad de la corteza pre-frontal. No existen garantías, pero si la educación fuera global y todo ser humano capaz de aprender, pudiera acceder a una educación, tal vez habría menos violencia, menos sufrimiento, menos muerte, menos niños víctimas del hambre y la enfermedad.
Y sobre el problema argentino.
Mucho tienen que ver las tradiciones. Las muchas y variadas tradiciones de los descendientes de inmigrantes que pueblan lo que hoy llamamos Argentina. La herencia cultural de la inmigración europea, por ejemplo, es central al problema argentino.
Dos ejemplos valen mencionarse.
ITALIA: Klemens Von Matternich una vez dijo que Italia no es más que una 'expresión geográfica'. Muchos reinos agrupados bajo una bandera pero sin una identidad nacional que puedan hacer suya. Mazzini y Garibaldi trataron de inventar una república pero el experimento sigue todavía sin terminar. La división cultural, socio-política y económica entre norte y sur, sigue siendo una partición profunda que divide en dos a la península. La corrupción política es endémica y la disparidad de ingresos per cápita no se achica (el norte es el motor de generación de riqueza, el sur endémicamente deficitario y con crecimiento estacionario o negativo). En el sur, corrientes neo-fascistas continúan de la mano con la derecha política de la iglesia católica, mientras que la Liga del Norte, hartos de ver como los superavits fiscales del norte se usan para financiar los déficits del estado, insiste con una secesión de la república en pleno siglo XXI. Umberto Eco dijo hace poco que "El problema de Italia no es Berlusconi. El problema de Italia es el ciudadano italiano." Dijo además que hoy Italia se encuentra en un momento histórico similar a cuando Mussolini llegó al poder...
ESPANA: ya en plena revolución industrial, España era una sociedad culturalmente arcaica. Los anarquistas podrían haberle dejado un modelo progresista invaluable a Latinoamérica, pero el experimento no duró mucho. El progresismo español estaba demasiado avanzado para su tiempo frente a los poderes conservadores del momento. Las fuerzas fascistas se impusieron con Franco y sus bayonetas. El falangismo fue lo peor que le pudo pasar a España por 40 años y en 2010 los crímenes políticos y el genocidio del franquismo siguen impunes. El juez Garzón (el único juez con huevos?) trató de llevarlos a la justicia, pero su suerte está en juego. Los crímenes cometidos contra el pueblo español siguen debajo de la alfombra. El despegue económico español tal vez no sea suficiente para mantener los crímenes de estado por encima de la ley.
Y con esta tradición totalitaria como equipaje político, nosotros, los argentinos descendientes de inmigrantes italianos y españoles tuvimos y tenemos que inventarnos y decantarnos un sistema de vida democrático, en un país donde históricamente, las instituciones políticas casi siempre fracasan y la corrupción de la clase política es endémica. A un político siempre se lo puede corromper un poquito más.
La nación comenzó a medias en 1810 y las décadas siguientes no fueron un buen ejemplo: a Moreno lo asesinaron, a Rosas le gustó más cortar cabezas y fusilar gente que dialogar o pactar con rivales políticos, a San Martín, el padre de la patria, prácticamente lo echaron del país, el General Roca orquestó un genocidio en la Patagonia para quedarse con tierras que subdividieron entre unos pocos bien conectados, los generales de los años 30 derrocaron gobiernos legítimamente elegidos por el pueblo y así nos fue en el siglo XX con una sucesión de gobiernos civiles y militares.
No hay, por más que se busque, muchos puntos de referencia para inventar un país justo y soberano. Las historias combinadas de una nueva república con la de los países de orígen de sus inmigrantes conforman una cadena muy pobre de buenos ejemplos.
Podría seguir agregando factores de trasfondo, pero yendo al grano.
Uno oye a la gente decir: "Se necesita un milagro para cambiar a la Argentina." "Dios te oiga, sí, Dios te oiga". "Jesucristo es lo que le hace falta a la Argentina."
Pero como los milagros no existen, o al menos no se producen cuando hace falta y a Jesucristo lo han interrumpido, lo que tenemos es un kilombo de nación, con las contradicciones e injusticias más inexplicables.
Sabemos (no todos, pero sí la mayoría) que no queremos que vuelvan los militares. No queremos a los generales porque ellos también son corruptos y ladrones, no te dan garantía de hacer buen gobierno, solo ofrecen fuerza bruta. Además, ya pasaron de moda en Latinoamérica y en la Argentina estar a la moda se aplica hasta en política.
La creatividad existe en la Argentina, porque es cierto que la necesidad es la madre de las invenciones. Se usa para manipular, para esconder, para confundir, para robar, estafar, devaluar, coercionar, y para la auto-preservación en el poder. Rara vez el ciudadano ve creatividad usada para cambiar de fondo la eficiencia del estado o para la regulación en prestación de servicios públicos por empresas privadas.
Y aunque parezca increíble, con todo lo que hicieron (y no hicieron) las dictaduras militares, tengo conocidos que todavía añoran los años de la represión militar. Son pocos, creo, pero como las ratas, siguen en las cloacas, esperando subir algún día para llevar la plaga a las calles otra vez... el deseo por un orden totalitario sigue latente en los que no pueden imaginar un futuro no totalitario.
El argentino promedio tiene una mente compleja por varias razones, pero el factor étnico y socio-cultural que divide a la gente es parte de la ecuación. Se podría decir con cierto grado de seguridad que el argentino promedio es escéptico por naturaleza. Se desconfía por una cuestión de principio.
Pero también es solipcista (solo yo existo y de lo único que puedo estar seguro es de mi propia mente). La realidad y la pura verdad son relativos. Lo que piensen los demás es por extensión, de menor valor a lo que piense yo por mí mismo. Escépticos e individualistas a rajatabla.
La moralidad es relativa también. Dejamos que la Iglesia Católica (u otra religión) defina por nosotros lo que es moralmente ético o no, según lo que Dios le diga al Papa (gran error). Todos podemos hablarle a Dios, pero Dios solo le habla al Obispo de Roma. Vale decir, que si lo dicta el Papa en una encíclica, es ley y hay que obedecerla. Análogamente, si lo dice el líder, el caudillo, el dictador, el restaurador, hay que obedecer.
Y de esta manera, desde la misma fundación de la patria en 1810, los argentinos (y muchos otros pueblos) renunciamos a lo único y a lo más valioso que posee el ser humano: la razón, la racionalidad, la lógica. Le dejamos la responsabilidad por lo que cada uno debe ser y hacer, a otro. A un ser superior, a un líder, a un héroe, a un dios, a un mito.
Preferimos sometérnos a un hermano mayor, a un DUCE criollo (il Duce ha sempre raggione, decían los italianos), o a un ser todo poderoso y celestial, que utilizar nuestra capacidad natural para razonar y resolver problemas lógicamente, comenzando con el problema de cómo nos gobernamos?
Esta actitud de servilitud y sumisión es la definición misma de totalitarismo. Es tan difícil ver por que seguimos siendo un país de mierda? Es tan difícil comprender que es una necedad confiar que hijos de puta en el poder se acuerden de los que menos poder tienen? Es por todo lo que dije antes.
Es porque en el fondo queremos seguir siendo súbdidos y esclavos de un rey (Cornelio Saavedra se opuso a una declaración de independencia de España en 1810), súbditos de rey, de un Duce, de un Perón, un Videla, un Galtieri, o de un caudillo peronista de cuarta del siglo XXI. Y todo empieza con el bautismo de los bebés, con el catecismo y la confirmación. De chiquito te enseñan a ser un súbdito, un esclavo de un mito, esclavo de un líder, esclavo de Perón, de Maradona, hasta la muerte.
En ese sentido la constitución de Estados Unidos es única y exponencialmente más progresista que la argentina. Lejos. Siglos más. La palabra DIOS no se menciona ni una sola vez. "El estado no tendrá ni promoverá religión alguna", dice la primera enmienda. Tomá mate, diría mi abuela. Thomas Jefferson, James Madison, Thomas Paine, con todos los errores y conceptos imperialistas que pudieran haber deseado para su país, en éste tema al menos, fueron realmente unos iluminados. Luces en la oscuridad.
Hasta que la Argentina no derogue todos esos privilegios que la Constitución de 1853 le otorga a la Iglesia Católica argentina, seguiremos postrados ante las polleras del vaticano, como buenos súbditos y esclavos cristianos que somos, esperando que nos digan lo que tenemos que pensar y lo que debemos ser y hacer. 'Derechos y humanos,' diría el gran católico del general Videla.
Lo que cuenta al final, es que nunca nos podemos poner de acuerdo en lo importante, como el bien común, la seguridad de las personas, la educación pública, la salud y el bienestar de las personas, a no ser que se imponga por la fuerza militar o por transas ilegítimas (instituciones políticas horroríficas que con cada acción de gobierno generan olor a podrido por el robo y la malversación de fondos públicos).
Es un cliché decirlo, porque cada pueblo es responsable por los gobiernos que tiene, y en no pocos países es auto-evidente. Si no existieran poderes internos y externos presionando, tal vez un pueblo como el argentino, podría tener gobiernos (en promedio) mejores de los que llega a tener.
Cuando hay poderes cabildeando con pilas de billete para imponer sus intereses por encima de todo, termina siendo una ruleta rusa llegar a la rosada y cualquier HDP bien posicionado, en el momento justo, con la careta justa, llega al poder. Los criminales y estafadores más horrendos han ocupado el sillón de Rivadavia por azar, pura casualidad.
Desgraciadamente, cuanto mas tiempo pasa un pueblo con los asuntos de estado en la cloaca, más se arraiga el sinismo y la inevitabilidad del absurdo. Consecuentemente, más difícil resulta corregir anomalías y cambiar.
Y cuando no hay cambios profundos emanados de la voluntad popular, terminamos con un cambalache, o sea lo que supimos conseguir donde todo pareciera estar al revés y patas para arriba.
Tiempo de redacción: 3 horas y media.
Tiempo de lectura: 5 minutos.
______________________________________________________
Si alguien me quiere dar algún otro feedback sobre mi escueto párrafo será bienvenido. Claro que no espero que muchas personas se tomen el tiempo ni pongan el empeño de mi gran amigo Angelo para responder.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario