He tenido la oportunidad de hacer un viaje hasta San Juan y pasar unos días en Guañizuil con motivos de sellar mi compromiso con este proyecto.
Desde mi llegada a la Argentina todo se fue dando como mucha magia y naturalidad. En cuanto bajé del avión mientras hacía la cola para el tramite de aduana me puse a conversar con una pareja de norteamericanos que viajaban con su hijita. Luego de unos cinco minutos entrados en la conversación les pregunté que hacían en Argentina, y para mi gran sorpresa, me dijeron que estaban muy desepcionados con la forma de vida en el país del norte y que estaban buscando lugares para unirse a algún proyecto alternativo con ideas de vida autosustentable. Para el momento que nos despedimos intercambiamos datos y varios puntos de vista en los cuales coincidíamos en sobremanera. Luego, durante mi estadía, los contacté y quedaron en acercarce a San Juan pronto. Para mí, más allá de lo que decidan hacer, fue muy fuerte la experiencia de encontrarme con personas con una misma misión, viniendo del mismo lugar y ambos dispuestos a dejar atrás la misma cultura y con motivos muy similares. Este encuentro fue algo que me puso en un marco de consciencia muy alerta y positivo desde el vamos.
Al llegar a Guañizuil tuve una impresión muy positiva del lugar. Además me tocaron unos días maravillosos. El paisaje es imponente y el aire increíblemente puro. Encontrarme con amigos que no había visto hacía muchísimos años me trajo recuerdos muy agradables. Observé que el lugar está bien cuidado y que ofrece una cantidad de condiciones y una extensión de tierras fértiles más que óptimas para cultivos y el desarrollo de muchos proyectos.
También hice varias visitas a Rodeo, el pueblo más cercano. Es un lugar muy pequeño y bastante pintorezco que ofrece varios servicios básicos, aunque me hubiera gustado indagar sobre ese aspecto. Estuve dentro de su pequeño hospital, la biblioteca, una de sus escuelas, pasé por la radio y entré en algunas de sus despensas.
En el área también hay varias movidas de turismo. Un día almorcé en el hotel Pismanta el cual estaba lleno de un contingente de turistas. En ese momento eran principalmente jubilados y jubiladas. Dentro del hotel tienen tinas de aguas termales. Hay otro complejo turístico que está en construcción y que tiene un perfil de alto nivel. No obstante, los arquitectos y diseñadores tuvieron el buen gusto y la precaución de hacer un proyecto que no contraste con el lugar, sino mas bien enfatiza la belleza natural del paisaje local tanto en la construcción como en la jardinería.
Tuve la oportunidad de visitar la guardería de windsurf Puerto Palos y también compartir una tarde con los chicos que la montaron. Ellos son una historia aparte, un historia muy linda de contar...quizás en otra oportunidad. Como estos chicos que son dos hermanos cordobeces con sus respectivas esposas e hijitos, hay otros forasteros. Algunos de los nuevos residentes de Rodeo y las inmediaciones son de Buenos Aires, otros de Córdoba y algunos de otros países como Francia, Suiza e Italia.
Finalmente me decidí a comprar un terreno y hacer los arreglos con Felipe y Alberto (los dos muy dotados en el tema de la arquitectura y construcción) para que comiencen con los planos y diseños para construir una casita de adobe.
Por otro lado, mi idea principal para ocuparme en este proyecto intencional es la dirección y creación de una escuela primaria para nuestros hijos y quien quiera sumarlos. Una grata sorpresa, otra de las inésperadas quasi mágicas respuestas, fue el encontrarme con el edificio de la escuela ya en pie dentro de la estancia.
Este edificio fue originalmente usado como escuela rural y casa para el maestro. Hasta todavía se pueden ver por aquí y por allá algunos pupitres diseminados por diferentes lugares. En la actualidad el edificio y la parcela en la que se encuentra (una hectárea y media toda cercada) no tiene un uso específico pero está en perfectas condiciones. La prospecto de la activación de esta escuela y la posible subvención del estado para salir adelante ofreciendo educación gratuita a todos los niños me dio un empuje y un aliciente muy fuerte para seguir adelante con este plan.
Finalmente, en mi viaje de regreso, tuve otra fuerte sacudida de consciencia. Decidí tomar, completamente al azar, un libro de la biblioteca de mi hermano para leer en el viaje de regreso. Con tanta suerte tomé un libro que me ocupó mis pensamientos desde que el avión despegó de Buenos Aires hasta que aterrizó en Chicago. Literalmente fue lo único que hice ya que quedé absorto leyendo las palabras de Ernesto Sabato en su libro "Antes del Fin". Al final del libro... al final de mi viaje... me encuentro con estas palabras con las que este héroe de nuestro siglo culmina su "pacto entre derrotados": ...Sólo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.
Quizás si leen este pacto y le suman toda la emoción amontonada de haber encontrado un lugar, gente y una esperanza donde depositar los sueños y aspiraciones de toda una vida puedan compartir la sacudida que estas palabras tuvieron en mi ser.
Tal como dice el cliche, fue el broche de oro a este viaje, poniéndo un sello a mi compromiso con una utopía inevitable frente al inminente suicidio social y espiritual de nuestros tiempos. Puede que enfrentemos una crisis de ideologías, pero bajo ningún aspecto podemos darnos el lujo de una crisis de ideales.
Un abrazo fraterno,
Antonio
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