Mi intensión y recorrido de conectarme con La Fuente en todas las dimensiones que el cuerpo, la mente y el espíritu me lo permita... y con todas las carencias y logros que mi evolución me regale.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Steve Jobs en su glorioso discurso en la Universidad de Standford
martes, 1 de diciembre de 2009
del amor, la guerra y la revolución por Antonie Giménez
En su epílogo el autor levanta un viejo, pero a mi entender, sólido argumento que quiero compartir:
...Obligados, por milenios de ignorancia y esclavitud, a escuchar, obedecer y creer, las masas trabajadoras de la humanidad se despiertan lentamente y a medida que aumenta su capacidad de razonamiento, reclaman el derecho de vivir libres de toda ligadura. Habituados a tener un amo, un jefe o un pastor, los individuos que componen la humanidad se agrupan y siguen, según su grado de condicionamiento, a los profesionales del fraude social que les prometen la Igualdad, la Libertad y la Justicia.
En ningún país de nuestro mundo, la libertad es igual para todos, ni la justicia independiente, porque ambas están controladas por la facción que detenta el Poder, la cual, a su vez, obedece al grupo de las Altas Finanzas que le proporciona los medios de acceder a él. El dinero no es solamente el nervio de la guerra, lo es también de la política siendo el objetivo de toda actividad humana.
Hoy, todos los esfuerzos son estimulados por la rentabilidad. Se dice: "esto es rentable, esto no lo es" y para ganar dinero, cada vez más dinero, se olvida lo que es necesario, aquello que es útil para la humanidad, y poco a poco, se pone cerco al planeta entero.
Sería necesario que agricultores y obreros, ingenieros y científicos se dieran cuenta que no tienen ninguna necesidad de financieros, burgueses o políticos para vivir libres y felices..., sino que se necesitan unos a otros para que la humanidad sobreviva y avance hacia la felicidad universal, y para eso, es preciso eliminar previamente a todos los parásitos que los oprimen, los explotan y los reducen al estado de animales criados para tal o cual menester.
Hoy se condiciona al ser humano desde su más tierna infancia para que conozca el valor del dinero. Toda la educación gira en base a la posibilidad que tiene el niño, una vez llegado a la edad adulta, para ganar el dinero necesario para subvenir a sus necesidades. Creo que sería más racional y más humano, mucho menos ventajoso para la sociedad, permitir que el niño escogiera, entre los oficios más necesarios para la colectividad, el que más le agradase y que le permitiera, como a cualquier otro, disfrutar de los placeres de la vida....
Pero esto es solo posible en una sociedad liberataria, en la cual la propiedad privada sería abolida, donde ninguna especie de moneda tendría curso y el hombre se vería libre de prejuicios y complejos patrióticos y religiosos, porque al fin habría comprendido que , a pesar de las diferencias físicas o intelectuales, todos somos iguales e independientes los unos de los otros y que cada uno debe aportar a la colectividad el producto de su trabajo para poder tomar lo que le es necesario.
Pretendemos ser civilizados, pero esa palabra no quiere decir nada, porque hemos retrocedido sociológicamente:la colectividad tribal era más justa y equitativa en su estructura que nuestra sociedad súper civilizada.
La mayor parte de la gente se lamenta del aumento de la delincuencia y del recrudecimiento de la violencia y culpan a la juventud moderna de todos los males que padece la sociedad, sin darse cuenta que los verdaderos culpables son aquellos --nosotros, debería decir--que no supieron asegurar a sus hijos una organización social realmente justa, basada en la igualdad de las tareas necesarias para la Vida y el bienestar de todos.
La violencia y la delincuencia les son útiles a las clases dirigentes, porque les permiten, so pretexto de acabar con ellas, reforzar el aparato represivo que les servirá para truncar toda tentativa de revuelta de las clases productoras y de reclutar, entre los fuera de la ley, a los matones que llevarán a cabo las tareas sucias que hasta un policía se negaría a ejecutar. Todo está organizado para impulsar al individuo, niño y adolecente, a convertirse en un adulto lleno de admiración por los asesinos, los ladrones y los estafadores de toda clase.
La literatura, el cine, y la televisión al servicio de los poderosos, desarrollan los institos primitivos del animal humano para mantenerlo en un estado de semi barbarie que les permita tener a los individuos divididos y enfrentar a los obreros contra los campesinos, a los artesanos contra los obreros y a éstos contra los técnicos, ingenieros, físicos, químicos...
La sociedad moderna, basada en el dinero, apenas de preocupa porlo que es útil y bueno para la Humanidad, sino por aquello que es rentable. La sociedad llamada de consumo es una inmensa estafa a escala mundial: todo es adulterado, falseado, envenenado... La publicidad impulsa a los individuos a comprar cualquier cosa, crea necesidades nuevas que requieren aún más dinero para satisfacerlas. Los seres humanos, hipnotizados por la necesidad de dinero, no se dan cuenta que esta búsqueda sin fin conduce a todas las catástrofes que desembocarán en la destrucción de la Vida...(ESTE VIDEO AMPLIA E ILUSTRA ESTE PUNTO...y hace click donde dice Spanish/español)
Los detentadores del Poder, capitalistas, políticos de todos los partidos, para afianzar su influencia sobre las masas productoras, se han esforzado siempre en enfrentar a las diferentes familias que componen la humanidad, patria, religión, ideal, todo es bueno para servir de pretexto al asesinato, el pillaje y el desencadenamiento del odio, porque el odio impide a los individuos razonar saludablemente.
Patriota y racista son sinónimos: llevan en sí la idea de superioridad de un individuo sobre otro, el mismo germen de odio que los lanzará el uno contra el otro en el momento elegido por el político que escogieron como amo. La sociedad contemporánea esta fundada sobre la violencia, la injusticia y el odio. Sus mejores virtudes son la mentira, la traición y la hipocrecía.
Han pasado 40 años... (toda mi vida)
A pesar del progreso de la ciencia y a pesar de la carnicería que he ensangrentado la tierra entera y que hace prver el horror de la próxima guerra, los hombres y las mujeres no quieren comprender que la Humanidad jamás tendrá Paz, Justicia, Igualdad y Libertad en tanto no acabe con el Dinero y su lógica consecuencia: la propiedad privada...
En tanto que el capitalismo privado o de Estado concentre sus esfuerzos en la construcción y el perfeccionamiento de los útiles de destrucción, manteniendo un clima de guerra permanente, sin que las masas se revuelvan y dejen de secundarlo, no habrá remedio posible.
Es preciso que los oficios y las profesiones necesarias para la vida y el bienestar de la colectividad ocupen el lugar que por el derecho les pertenece y, para ello, se deben eliminar todas las organizaciones parasitarias que los explotan...
Todas las revoluciones han fracasado.
La Revolución Francesa, a pesar de su "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano," ha mantenido las desigualdades sociales y económicas del antiguo régimen.
La Revolución Rusa ha desembocado en una dictadura que no tiene nada que envidiar a los partidos reaccionarios y con las mismas desigualdades económicas.
La Revolución China aún no ha acabado, pero ha conservado los gérmenes que más pronto o más tarde la conducirán al fracaso: el dinero y la propiedad privada, una dirección centralizada, un ejército profesional...
Cuarenta años después, al mirar a mi alrededor, veo que la lucha por el Poder continúa igual de áspera e incoherente... Veo a obreros, campesinos, técnicos y sabios, cegados por el dinero, enfrentarse entre sí y, por encima de ellos, a los políticos y sus amos, mirarlos y reír frotándose las manos... Veo a la Tierra, mi patria, y a la Humanidad, mi familia, envenenándose lentamente por el espíritu de lucro, por el sórdido interés de algunos que se precipitan hacia la muerte y la destrucción total y, pensando en vosotros, mis amigos desaparecidos combatiendo por un ideal de igualdad absoluta y de total Libertad, me digo que teníais razón: sólo una sociedad liberataria puede salvar al Hombre y al Mundo.
Y cuando el ánimo vacila y la lucha parece esteril recuerda el discurso de Cyrano...
"¿Qué dices? ¿Que es inútil? ¡Ya lo se!
Pero no se bate uno con la esperanza de la victoria
¡Es mucho más hermoso cuando se bate uno... por nada!"
Mientras diga mi adiós.
Algo...que inmaculado, meceré en un arrullo y me lo llevare para siempre
y es... ¿que es?..., mi orgullo...
Entre la flor y la piedra IV
el dinero y sus números huecos,
el dinero y su rebaño de espectros.
El dinero es una fastuosa geografía:
montañas de oro y cobre,
ríos de plata, y níquel,
árboles de jade
y la hojarasca del papel moneda.
Sus jardines son asépticos,
su primavera perpetua está congelada,
son flores son piedras preciosas sin olor,
sus pájaros vuelan en ascensor,
sus estaciones giran al compás del reloj.
El planeta se vuelve dinero,
el dinero se vuelve número,
el número se come al tiempo,
el tiempo se come al hombre,
el dinero se come al tiempo.
La muerte es un sueño que no sueña el dinero.
El dinero no dice tú eres:
el dinero dice cuánto.
Más malo que no tener dinero
es tener mucho dinero.
Saber contar no es saber cantar.
Alegría y pena
ni se compran ni se venden.
La pirámide niega al dinero,
el ídolo niega al dinero,
el brujo niega al dinero,
la Virgen, el Niño y el Santito
niegan al dinero.
El analfabetismo es una sabiduría
ignorada por el dinero.
El dinero abre las puertas de la casa del rey,
cierra las puertas del perdón.
El dinero es el gran prestidigitador.
Evapora todo lo que toca:
tu sangre y tu sudor,
tu lágrima y tu idea.
El dinero te vuelve ninguno.
Entre todos construimos
el palacio del dinero:
el gran cero.
No el trabajo: el dinero es el castigo.
El trabajo nos da de comer y dormir:
el dinero es la araña y el hombre la mosca.
El trabajo hace las cosas:
el dinero chupa la sangre de las cosas.
El trabajo es el techo, la mesa, la cama:
el dinero no tiene cuerpo ni cara ni alma.
El dinero seca la sangre del mundo,
sorbe el seso del hombre.
Escalera de horas y meses y años:
allá arriba encontramos a nadie.