
Arlington Heights, Illinois, febrero 23, 2009
Querido Papá:
Rara vez miro la tele, en realidad el televisor en casa lo tenemos guardado el garaje. Pero hace un tiempo atrás lo saqué para mirar el debate presidencial y me quedé pegado mirando otras cosas. De repente pasando canales me encontré con un episodio de la vieja serie “Los Intocables” Fue casi irresistible y no pude dejar de mirar todo el episodio. Al terminar de verla me vino la nostalgia de un recuerdo lejano viéndonos a los dos sentados en casa cuando yo era bastante chico, quizás 10 años o hasta menos compartiendo momentos especiales con vos ¿Te acordas de la serie? con Eliot Ness, y filmada aquí mismo en Chicago… y que tarde la pasaban… Aquí también se hicieron casi la una de la mañana cuando terminó. Yo siempre fui nocturno y vos me hacías pata aunque la mayoría de las veces caías boleta de cansado.
Muchos fueron los momentos lindos que pasamos, muchos los sacrificios y el trabajo duro para superar las dificultades. Sin embargo pareciera que los tragos amargos dejaran una mayor impresión en la retina o de alguna manera nublaran los buenos momentos y al final de las cuentas se vuelve difícil sacar el saldo.
El otro día tuve una experiencia fuerte con una de las nenas. La benjamín me contaba las costillas de un momento bronca, me recordaba como una vez hace unos años atrás me enojé muy fuerte con ella y con la hermana. Para mí fue impresionante ver como se acordaba con detalle de todo lo que había pasado, en especial porque ella era chiquita; los gritos, lo que había dicho, el lugar, la razón de la pelea, etc. De todos modos fue tal la acusación que me hizo, que me sentí impulsado a defenderme, y a modo de querer balancear el caso le dije: “Sí, es verdad que a veces papa se pone como loco pero ¿podrías pensar en algunas de las cosas buenas que hizo papá en todos estos años? Yo ingenuamente pensando que iba a salir con una lista aunque no muy larga, al menos lo suficiente para reconfortarme un poco la culpa. Sin embargo, después de pensarlo por un buen rato no pudo decirme nada…y salió disparada con una sonrisa pícara y sin un atisbo de culpa, maldad o sarcasmo. Fue una revelación intensa y casi por reflejo me acordé de nosotros dos. De repente se me cruzó por la cabeza y dije: Que lo parió, parece que así son las cosas nomás… solo que esta vez me toca verlo y sentirlo de la vereda de enfrente.
A pesar que uno no hace otra cosas en la vida que trabajar y desvivirse por los hijos, casi perdiendo o postergando ilimitadamente las esperanzas de obtener felicidad propia; como si nuestras vidas, éxitos o desarrollos personales perdieran toda relevancia en tanto y en cuanto no se encontraran conectados con la familia y en especial con los hijos. Sin embargo, en retorno, pareciera que ellos dan por sentado todo lo que ofrecemos, a pesar que lo estamos pagando con la sangre misma de nuestras existencias, y a la vez enfocan su atención en aquello no somos capaces de alcanzar y en los errores que cometemos.
Hoy quería decirte que más allá de cual es el saldo de los aciertos y errores del pasado, lo que queda en claro es que se entregó todo lo que se pudo y lo que había al alcance, y eso, hoy y siempre tiene mucho valor. Esa entrega incondicional merece no solo ser apreciada sino también agradecida.
Una vez más quería pedirte disculpas por no haber pasado suficiente tiempo juntos la última vez que estuve contigo. No voy a olvidar con cuanta emoción expresaste el anhelo por pasar tiempo juntos cuando hablamos por teléfono en el cumpleaños de Federico. Sin embargo, las circunstancias jugaron su propia pasada y la energía tomó otro cause. No obstante, al mirar atrás me duele saber que los que más nos necesitan son a veces los que menos nos tienen, o como vos decís, muchas veces hacemos sufrir más a los que tenemos más cerca, unas de esas tantas ironías de la vida que muy pocos las saben entender y mucho menos resolver. Por otro lado siento que hay tantas cosas que aún puedo aprender de vos y tanto cariño que tenes para brindarme.
Ahora no nos queda más que mirar para adelante, y vos siempre has sido nuestro mejor ejemplo para eso. De alguna u otra manera siempre has sido una especie de bastión emblemático de la recuperación humana. Y la vida te sigue poniendo en circunstancias para que nos continúes inspirando y enseñando el arte de “levantarse y volver a caminar” con FE y ESPERANZA! y esto es para nosotros (y de aquí en adelante casi sin lugar a dudas hablo tanto por mi hermano como por mi) una lección que siempre nos acompañará. Si tendría que sumariar lo aprendido de mi padre, eso estaría primero en mi lista. Por otro lado, si a mi hijita no se le ocurrió decir algo bueno que haya hecho su padre incluso después de un rato de pensarlo, yo no deseo esperar más de cuarenta años para decir algo de todo lo bueno que ha hecho el mío. Yo aún tengo tiempo para esperar a mis hijos...Lo que no puede esperar son mis ganas de decirte cuanto te quiero y recapitular haciendo mi propia lista:
Gracias por enfrentar tantas adversidades poniéndole el pecho sin escatimar ni un gramo de esfuerzo con tal de sacar adelante la familia
Gracias por haber caminado 14 a 16 horas por día para buscar el mango hasta hacerle agujeros a los zapatos y llagas a los pulmones
Gracias por pasar todos los fines de semana con la familia aunque no todos hayan sido divertidos o placenteros
Gracias por las vacaciones en carpa, los viajes con los scout, las salidas a pescar, y los torneos de fútbol
Gracias por defendernos y cuidarnos con los dientes si era necesario, aunque una que otra vez uno que otro zarpazo nos haya rasguñado la memoria
Gracias por ofrecernos la mejor educación a tu alcance incluso cuando había que pagarla y en los momentos más duros la sacaste adelante y nunca nos enteramos como
Gracias por llevarnos a la escuela temprano en la mañana y luego tener que manejar hasta una hora para patear la calle todo el día (aunque dormido a tu lado cada mañana, nunca me olvido)
Gracias por enseñarme a jugar al ping-pong y pasar largas tardes divirtiéndonos juntos
Gracias por acompañarme con mis aventuras ¿Te acordas cuando compramos el extractor de miel, el libro para cuidar las abejas y los panales? Y vos a mi lado como zumbándome en los oídos…
Gracias por enseñarnos que mientras los brazos y las piernas acompañen no existe “no hay trabajo,” que se puede sobrevivir cultivando una huerta en el lote baldío de al lado de casa
Gracias por hacerme el aguante cuando se me ocurrió buscar mi independencia y me imagino que la vieja estaría devastada (cuando me fui al campo, al templo, y lejos de viaje)
Gracias por confiar en nosotros y dejarnos salir de mochileros cuando no teníamos más que 12 años, permaneciendo comunicados sin más conexión que el cable que nos unía en el corazón, ya que las líneas del teléfono llegaron a casa sino años más tarde
Gracias por entusiasmarme incluso a pesar de tu dolor el día que me fui de viaje al exterior, y ni hablar de ayudarme con el dinero que no tenían.
Gracias por pasarme unos mangos cada vez que pasaba por casa a pesar que mis visitas no aparentaban más que mi pasar por una lavandería o un restaurante a la carte
Gracias por tu sinceridad y tu capacidad de no ocultarnos incluso las etapas más remotas de tu vida para de este modo redescubrir y reconstruir la familia perdida
Gracias por saber pedir perdón y aprender de las lecciones del pasado, aunque una que otra vez sufras un lapsus en la memoria cayendo en la misma trampa
Gracias por tu sorprendente optimismo, tu espíritu temerario y tu inigualable capacidad para adaptarte a los cambios
Gracias por tu profunda fe en Dios a pesar de tu indómita rebeldía y tu irreverencia profana
Gracias por haber compartido conmigo esas semanas maravillosas en Gainesville; donde toleraste una que otra insolencia de un hijo arrebatado enfocándote en lo positivo y enseñándome tanto con tu paciencia de ocaso
Gracias por haberte equivocado en pensar que no nos volveríamos a ver en muchos años cuando me escribiste tu carta en junio del 2008… porque en pocas semanas nos volveremos a ver y a darnos un fuerte abrazo.
Gracias por tu corazón noble y mil gracias por ser un hombre agradecido
Querido viejo, por tu cariño y por luchar tan duro contra la corriente, gracias!
Deseo con todo mi ser que las obras de nuestras vidas, tanto la de mi hermano como la mía, y la dedicación a nuestros propios hijos y esposas, reflejen y dignifiquen de alguna manera la abnegación y los muchos sacrificios que mamá y vos han emprendido a lo largo de tantos años.
Se que son muchas las cosas con las que cargas y cargaste en tu mochila a lo largo de esta vida…y aunque en verdad ni me imagino la profundidad de tus huellas, en una u otra medida te comprendo porque también a mí hoy me toca cargarlas, algunas de ellas heredadas otras asimiladas. Pero, hay una buena noticia, estamos en constante evolución y pareciera como si la conciencia espiritual tuviera una cualidad Darviniana, porque generación tras generación ayudados por el amor que recibimos y las nuevas experiencias vamos puliendo nuestras propias existencias y limando nuestras aristas más agudas. De esta manera vamos aliviando ese gran lastre para los que vienen detrás hasta que en algún momento nos/los desembarazamos dando a luz nueva vida.
Querido papá, yo me siento avergonzado de no poder retribuir de una manera más concreta todo lo que he recibido de tu parte. Como vos decís y a veces mi hermano me lo ha dicho, parece que me falta un poco de agallas para largarme a la vida y voy con pasitos muy pequeños y cautelosos. Esta vez estoy inspirado a confiar y abrirme para otro capítulo de esta gran aventura. Si Dios quiere, más cerca de Felipe quien se merece todo mi amor y el poco o mucho apoyo que yo le pueda brindar. Es mi mayor deseo el poder tener la oportunidad de estar más cerca de ti para al menos brindarte el cariño y el calor humano que a los dos tanta falta nos hace.
Muchos cariños,
Tu hijo,
Antonio Guido